La incertidumbre actual con respecto a este asunto dominó a los conquistadores españoles cuando escucharon el nombre por primera vez. Ya en ese momento los propios indígenas ignoraban la génesis del vocablo. Durante la época colonial varios humanistas siguieron investigando el tema sin obtener resultados seguros.
En el siglo XX, los volúmenes Nombres geográficos de México y diccionario de geografía náhuatl de César Macazaga, y la historia del nombre y de la fundacion de México de Gutierre Tibón abordaron el problema abriendo nuevas líneas de investigación.
A pesar de las discrepancias, algunas ideas están mejor orientadas que otras. Entre las interpretaciones menos verosímiles se encuentra aquella que compartieron los frailes Gregorio García, Martín del Castillo y Servando Teresa de Mier. Estos relacionaban el vocablo "México" con la voz hebrea "mecsi" de designa del mesías. La hipótesis solo puede sustentarse recurriendo a la magia, pues antes de la conquista los indígenas mexicanos no conocían la religión judeocristiana. Si bien esa teoría se comprende por los propósitos evangelizadores de quienes la expresaron, a lo largo de cuatro siglos han surgido otras, en principio inadmisibles.
La revista Time ofrecía un ejemplo de éstas. En su edición del 14 de diciembre de 1970 afirmaba que "México" quería decir "tierra de las personas enterradas bajo la lava"
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