jueves, 11 de febrero de 2016

El ciclo hidrológico

Las aguas continentales son las calificadas como "dulces", ya que, aparte de ciertas excepciones, si se las compara con las marinas, contiene una proporción menor de cloruro de sodio -sal común- en disolución. Estas aguas están integradas por ríos, lagos, lagunas y corrientes subterráneas. Las aguas continentales, en el territorio mexicano, no se encuentran distribuidas regular y equitativamente. Su presencia en los tres diferentes estados está subordinada a diversas circunstancias que determinan su acumulación y circulación.
  La presencia de estas aguas depende de la lluvia que, al precipitarse sobre la superficie terrestre, inicia un largo camino, denominado <ciclo hidrológico>. Durante este ciclo, parte del agua de lluvia evapora y parte es retenida por plantas, animales y por el hombre mismo; la parte restante circula sobre la superficie formando arroyos y ríos, los cuales, en su recorrido, perderán caudal debido a los escurrimientos que dan origen a la formación de mantos freáticos y corrientes subterráneas. Éstas, en algún lugar y en cierta proporción, aflorarán para volver a sumarse a los escurrimientos superficiales, o se estancarán para formas lagos, lagunas y otros depósitos menores.
  Cada año cae sobre el territorio mexicano un promedio de 717 milímetros de lluvia que, por la irregularidad de su distribución geográfica, crea unas zonas con disponibilidad excesiva -más de cinco mil milímetros anuales. Todas ellas conforman las aguas continentales. Un ciclo hidrológico tan inconstante da origen a dos de los grandes problemas del país: por un lafo, los graves desbordamientos de ríos causados por el exceso de lluvias, que ocasiona importantes inundaciones; por otro, las extensas sequías y el fenómeno de desertificación de algunas regiones, provocando por la insuficiente precipitación pluvial.
  La mayoría de los ríos mexicanos cuenta con un curso alto, montañoso; una sección media más bien reducida; y un breve curso bajo, habitualmente poco apto para la navegación. Las diferencias de caudal y recorrido son muy perceptibles, en función de la vertiente y la altitud.

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